Cada vez todo más igual y gris, indiscernible del trasfondo. Los días apenas pasan, solo se arrastran mientras resisto la tentación de ir al sofá y cerrar los ojos otra vez. Descansar el cuello, que a veces duele. Aprecio ahora más los cambios recientes en el trabajo. Aunque también me siento más indiferente en general, menos dispuesto al esfuerzo. Tal vez es algo bueno, menos tensiones. Estamos en el momento de los mejores colores afuera. Y el aire frío huele bien. Quiero otras formas de salir. No sé qué convenga más. Ahora practico el piano con la hija. Me gustan esos ejercicios de repetición minuciosa y coordinación física. No pensé que sería capaz. Creo que verla aprender me ha enseñado a ver la música distinto. Puedo leer partituras con cierta fluidez. Y el piano resuena adentro. Es reconfortante.