Cambió la hora. Esta vez para bien. Aunque se disfruta poco, la verdad. Lo que en realidad pasa es que me levanto más temprano todavía. Lo que no está mal pero pierde esa ventaja.
Estoy aprendiendo a usar una máquina de ritmos que compré. Me distrae y me ayuda a desconectarme del trabajo. Me gusta jugar a hacer ruido. Creo que eso siempre me ha gustado.
Con el cambio de hora venía hasta hace poco esa época para mí molesta cuando salía de la oficina al borde de la oscuridad y llegaba a la casa de noche. Ahora que por razones que no vienen al caso trabajo desde la casa no tendré ese problema. Todo es ganancia esta vez.