Todo el mundo anda muy pendiente de unas elecciones. Terminaron ayer pero hoy siguen contando. Hasta donde puedo ver son buenas noticias, aunque tal vez no lo sean. Con estas cosas nunca se sabe.
El trabajo me distrae. No es malo eso. Hay mucho por hacer y mucho por aprender. Me gusta leer documentos técnicos y entender qué está pasando. Dejar preguntas. Despejar caminos. En eso se me va el día. Cuando menos me doy cuenta ya han pasado cinco o seis horas y la hija está de vuelta en la casa tras su día de colegio. Todavía deja que la abrace cuando nos despedimos a la entrada. Espero que todavía pueda hacerlo un par de años más antes de que se vuelva repudiable. Me aterra volverme el objeto de su repudio aunque acepto que alguna vez será así. Parte del proceso.