A veces solo quiero hacer un ruido que progresivamente haga bucles a través de sí mismo. O varios así, tal vez. Con diferentes longitudes y ritmos. Quiero dejarlos rodar unas horas hasta que pierdan disonancia aunque jamás alcancen una estructura discernible más allá de las sucesiones de condicionales aleatorios determinando cada giro, cada fluctuación, cada quiebre de armonía. Cerrar los ojos y ser solo ahí, en tanto testigo del sonido.