crepúsculo

El viernes de madrugada hubo un incendio en el barrio. Las ambulancias y camiones de bomberos sonaban a lo lejos. En Twitter leí sobre una casa. Más adelante leí que había muertos. Pensé en el terror de esas personas y en la desolación de los que sobrevivieran.

Más tarde, ya casi de noche, M. leyó detalles y por las fotos descubrimos que era la casa de nuestra amiga Arija, su mamá, Jojo, y Kai, el hijo de Arija y Daniel. De inmediato, y más que nada motivadas por un reflejo hecho de angustia, nos abrigamos y salimos caminando hacia la casa, para confirmar lo que ya sabíamos. Creo que hasta el momento cuando vimos la casa incinerada y rodeada de bomberos y policía todavía teníamos la ilusión de que fuera otra, en otra calle, unos metros más al norte o sur.

Durante el fin de semana aprendimos que tanto Kai como Jojo habían muerto. Arija está en cuidados intensivos. Dicen que se recupera aunque sufrió daño pulmonar serio. Escapó saltando por la ventana del segundo piso. Hay varias colectas a su nombre por parte de amigos y familiares. No sabemos mucho más. No tenemos conocidas mutuas.

Arija fue nuestra primera amiga en Toronto. M. y L. la conocieron en un café, recién llegadas. Arija las escuchó hablar en español y se acercó con Kai, que en ese momento tendría un año corto, y les contó que el papá de Kai era colombiano y le gustaría que Kai también hablara nuestra lengua. Los siguientes nueve o diez meses hicimos muchas cosas juntas. Arija y Kai vinieron a nuestra casa a comer. M. y L. conocieron el este de Toronto en su compañía. Al menos una vez cuidamos a Kai mientras Arija estaba ocupada. Cuando M. empezó a trabajar dejamos de vernos tan frecuentemente, y hace un par de años que no estábamos en contacto. Este diciembre, de camino a recoger comida en un restaurante, un niño pasó rápido a nuestro lado y tras él iba Daniel, que nos reconoció, nos saludó y nos contó que estaba de paso. Llamó a Kai para que lo esperara pero Kai siguió corriendo por la calle vacía. Lo vimos de lejos nomás, tal vez enmascarado. Hace poco había cumplido siete años.